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Uno de los Oscars más emotivos del pasado domingo fue el premio al Mejor Actor de reparto para el australiano Heath Ledger, que falleció el año pasado, por su excelente interpretación de El Joker en la película Batman, El Caballero Oscuro.
La muerte de Heath Ledger demuestra, una vez más, que tener todo el dinero y la fama del mundo no da la felicidad, y que te conozcan millones de personas no quita que te sientes el hombre más solo de la tierra. Así, Heath Ledger murió a los 28 años por una sobredosis de medicamentos recetados.
Heath Ledger se convierte en el segundo actor en recibir un Oscar póstumo tras Peter Finch que ganó en 1976 un Oscar por su papel como presentador de televisión en la película «Network», dos meses después de su fallecimiento por un ataque al corazón.
Lo que no me gustó mucho fue la sonrisa con la que bajaban los padres y la hermana de Heath Ledger a recoger el Oscar pero, en fin, el dolor se llevará por dentro, digo yo.
«Este premio esta noche valida la determinación de Heath de ser verdaderamente aceptado por todos ustedes aquí, sus semejantes, en una industria que tanto amaba», dijo el padre de Ledger, Kim, al aceptar el Oscar en nombre de su hijo, acompañado de la madre del actor, Sally Bell, y la hermana, Kate.
La madre de Ledger expresó: «Estamos realmente conmovidos por este honor y el reconocimiento concedido a él con este premio. Esta noche queremos celebrar y estar felices por lo que él ha logrado».
El Oscar será para la hija de 3 años de Heath Ledger.