David Bowie fue actor. Y conviene recordar su trabajo cinematográfico en este día que se ha llenado de homenajes dirigidos a conmemorar la carrera del artista. Por esto y muchas cosas más, Bowie era un artista versátil y polifacético.
Como protagonista participó en El hombre que vino de las estrellas, en la que interpretaba a un extraterrestre que llegaba a la tierra en busca de agua para su planeta nativo. Entre los cameos llamativos estaban el que hizo en Zoolander y La última tentación de Cristo (Como Poncio Pilatos).
Pertenece a esa clase de actores que se han visto más atraídos por la música y han interpretado la música. Aunque Bowie fue una estrella musical quizá su amor por la interpretación no pudo separarlo tampoco del cine. Y eso se le quedó a su hijo, que también ha emprendido una buena carrera como director de cine. No podía ser de otra manera.
Incluso con el paso de los años no pudimos evitar sorprendernos al verle interpretar a Nikola Tesla en la brillante película de Nolan, El prestigio.
Pero sin duda uno de los papeles que más me han marcado desde niño fue el que hizo en Laberinto. Película de culto en la que Bowie contribuyó sin duda mucho a asignar esta categoría. La forma de interpretar, la música que el mismo compone para la película. Es ver una y otra vez esta película y saber que él disfrutó más de lo corriente con el papel.
Quizá en este papel de brujo llevó a cabo todo lo que el quería ser. Y es que Bowie hizo de su vida, su estilo y su visión arte. Si hablamos de que es bien sabido que un buen actor interpreta, canta y baila, Bowie era un gran actor. Y no podíamos dejar pasar la oportunidad de recordarlo en un día como hoy.
Porque el astronauta se ha dejado llevar. Y nos mira a todos desde el infinito espacio.
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