Se sospechaba que Amy Winehouse tendría que abandonar su residencia caribeña, pero nadie se esperaba que en su regreso a su «amado» Londres, llegara envuelta en un mar de lágrimas. Según parece, le han denegado la ciudadanía en St. Lucía por sus escándalos ebria -dejó el crack y se metió en el alcohol-. Así le ha tocado volver a casa. Y mucha gracia no le ha hecho, según las imágenes captadas por paparazzi.
Eso sí, sus seguidores se siente esperanzados al ver el nuevo estado físico de la cantante y compositora. Ha ganado peso y ha dejado de lado aquel imposible peinado. Aunque muchos temen que su vuelta a Inglaterra puede ser perjudicial, agravada por la sentencia de divorcio que se ha hecho pública hoy: Amy Winehouse está oficialmente divorciada de Blake Fielder Civil. Esperemos que no ahogue las penas en las drogas, sino componiendo buenas canciones tales como «Back to black» o «Rehab».