Este año, una película que retrata a Rumanía hacia el final de la dictadura de Nicolae Ceausescu y toda su dureza insensible tiene serías posibilidades de llevarse la Palma de Oro en el Festival de Cannes. «Cuatro meses, tres semanas y dos días», una de las primeras películas que se proyectaron, ha liderado las quinielas casi desde el principio.
Dirigida por Cristian Mungiu, se desarrolla en un solo día y cuenta la historia del aborto ilegal de un niño no deseado y el juicio de su amiga y cómplice. Su popularidad en Cannes es apropiada, dado que la principal competición ha estado llena de historias espantosas, según ha afirmado la prensa especializada, y también de actuaciones sobresalientes de sus actrices principales.
El maratón de películas finaliza el domingo por la noche con la ceremonia de entrega de premios. Los periodistas se están relajando, las multitudes se han reducido y las películas vuelven a centrar la atención después de 10 frenéticos días de proyecciones, entrevistas, alfombras rojas, fiestas y acuerdos. «Cuatro meses, tres semanas y dos días» es una de las pocas películas en Cannes este año que ha unido a la crítica de Francia y del extranjero.
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