La noche de los Oscars tuvo algunas sorpresas, como era de esperar. Una de ellas fue la premiación de Okuribito, la película japonesa de Yojiro Takita, que retrata la vida de un violonchelista que empieza a trabajar en una funeraria.
En el rubro de mejor film en en lengua no inglesa, todas las miradas estaban puestas en el documental animado israelí Vals con Bashir, de Ari Folman, que fue multipremiado en varios festivales, pero que no pudo llevarse el Oscar.
La cinta de Yojiro Takita es la primera producción nipona en recibir un Oscar en 50 años. Está protagonizada por el actor Masahiro Motoki, que interpreta a un músico que queda desempleado al desaparecer su orquesta, se traslada con su mujer al lugar donde creció, empezando a trabajar en una funeraria que prepara a los muertos para la cremación.
A lo largo de la historia, el personaje aprende sobre la vida y la muerte. Al repecto, Takita mencionó que «Los japoneses tendemos a evitar el tema de la muerte y lo tratamos como un tabú. Estaba inseguro y preocupado sobre si lograría estrenar la película y si la gente la aceptaría».
El director japonés también se mostró sorprendido por el Oscar: «Vi la película israelí, y honestamente pensé que ganaría, ya que es maravillosa. Así que avancé por la alfombra roja como un observa que simplemente contempla la ceremonia. Ahora lamento que no caminara con más confianza».
Fuente: Yahoo Cine
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