Tradición oriental milenaria, paso imprescindible para muchos como ruta hacia la tranquilidad y la paz interior. Hay muchas técnicas y herramientas para alcanzar los objetivos relacionados con esta práctica. La música para meditar es una de las vías.
Nada mejor que elegir nuestro rincón favorito de casa, poner la mejor música para meditar y olvidar todo. Cien por cien saludable, a la vez que una buena recarga de energía.
Por qué meditar
En un mundo que se mueve cada vez más rápido, meditar se ha convertido en un medio ideal para “desconectarse”. Y es que, en muchos momentos, antes de poder recomponer el cuerpo, necesario es abocarse a la mente.
Para quienes desean emprender esta ruta de autodescubrimiento interior y quieren valerse de acompañamiento sonoro, es importante que tomen en cuenta una muy oportuna recomendación inicial: la música para meditar debe ser lo más tranquila posible, no convertirse en un elemento distractor. Su acompañamiento debe resultar (casi) imperceptible.
Las canciones con ritmos frenéticos o con letras que puedan ser seguidas, definitivamente no funcionan.
Ventajas de utilizar música para meditar
- Ayuda a la construcción de una atmósfera adecuada.
- En grandes centros urbanos, con alta contaminación sonora, propician un aislamiento de todo lo que ocurre en el entorno.
- La música tiene comprobadas cualidades terapéuticas. Ideal para revertir los efectos negativos generados a causa del estrés
- Influye positivamente en el estado de ánimo
- Contribuye en establecimiento armónico de una sana relación cuero-mente.
- Ya lo dijo Platón: “La música es para el alma lo que la gimnasia para el cuerpo”.
Música Clásica
En líneas generales, la mayoría de las grandes piezas orquestales del Renacimiento Europeo y periodos posteriores, no son las más idóneas para meditar. Por el contrario, los “modestos” arreglos para cuartetos de cuerdas o las composiciones para piano, funcionan mucho mejor.
De los compositores clásicos destaca Frederic Chopin, célebre pianista polaco, responsable de varias de las piezas más emblemáticas escritas para este noble instrumento durante el siglo XIX.
Nocturno Opus 9 #2 no solo es ampliamente usada para la meditación: algunos padres se vales de ella como canción de cuna para arrullar a sus bebés y ayudarlos a conciliar el sueño.
Ludwig van Beethoven es mayoritariamente conocido por sus Nueve Sinfonías, pero también fue un destacado intérprete y compositor del piano.
Dentro la música para meditar, su Sonata Claro de Luna es de las piezas más utilizadas. En YouTube puede escucharse una versión que va acompañada de los también relajantes sonidos de las olas del mar.
Más compositores clásicos
El alemán Johannes Brahms también legó composiciones para piano que mantienen alta popularidad como herramientas para alcanzar la concentración y la relajación de la mente.
Al igual que Chopin, forma parte de la Banda Sonora de muchos bebés
El Lago de los Cisnes de Piotr Ilich Chaikovski cuenta con un buen número de seguidores entre quienes se valen de la música a la hora de afrontar sus rutinas de meditación y relajación. Esto a pesar de ser una obra para orquesta no muy “tranquila” y hasta oscura por momentos, con fuerte presencia de instrumentos de viento.
Las Cuatro Estaciones de Antonio Vivaldi es otra pieza clásica dentro del playlist relajante. Primavera, el primero de sus movimientos, es el más utilizado con este propósito.
Mucho de la vasta obra de Wolfang Amadeus Mozart también es altamente demandada a la hora de la meditación.
Antes de Mozart, Beethoven, Chopin y otros, en el periodo Barroco Johann Sebastián Bach legó al mundo su Obertura N#3 (Air), tema que califica como un verdadero clásico para meditar.
La naturaleza
La reproducción de sonidos naturales es otra práctica común como acompañante de los ejercicios de meditación. Y es que para aquellos que no disponen de la fuente “natural” de estas armonías en su entorno de vida, esta es una excelente opción.
El mar, la lluvia, el viento, el trinar de los pájaros. Todos elementos que encierran un equilibrio orgánico del cual, el hombre no disfruta la más de las veces.
El ambiente marino con su sonoridad única y literalmente, irrepetible. El suave rumor de las olas, el silbar de la brisa oceánica y hasta la fuerza o la violencia de algunas corrientes, son herramientas válidas para la relajación.
Cuantas personas atrapadas en el tráfico diario agobiadas por un mar de angustias, quisieran poder “tele transportarse” –tan solo unos minutos- hasta la playa. La meditación puede llegar a brindar ese estado de satisfacción.
Algunos canales con sonidos naturales
El Canal del Relax en YouTube, ofrece opciones para el disfrute del sonido que produce el agua al acariciar los bordes de arena en las franjas costeras antes de devolverse al océano.
Otra opción en la red social musical propiedad de Google es Musicoterapia, canal que como música para meditar ofrece el cantar oceánico, acompañado de Música Zen
Pero el sonido del agua de mar no es el único con propiedades calmantes. La lluvia y sus sonoridades variadas también sirven de guía para la relajación.
Para muchas personas no se trata de más que retomar los olvidados instintos infantiles. Son muchos los bebés que se duermen, arrullados por la lluvia caer.
De todos los sonidos y fenómenos naturales, la lluvia es quizá el más simple y el más común.
Para quienes requieren de una herramienta en pos de construir un ambiente para la meditación óptimo, en YouTube canales como Casio Toledo o Live Yor Dream pueden ser la solución.
Música Zen
El bom en torno a los ejercicios de meditación y relajación vino desde el lejano oriente. También parte de los sonidos de esta tradición, como la música Zen.
Con alta presencia de la flauta típica del continente asiático (construida en bambú), la Música Zen busca acompasar de manera natural, los latidos del corazón con el sutil compás musical.
Los cantos Gregorianos
Antes de la música clásica, la invención del piano y el nacimiento del pentagrama, En la música sacra, Los Cantos Gregorianos han sido y siguen siendo muy populares. Sobre todo, dentro de las tradiciones de las misas cristinas.
Cantados en latín (lo que prácticamente hace imposible seguir la letra), han encontrado en las últimas décadas un mercado importante dentro de la música para meditar
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