La edición online del periódico «El País» publica un interesante artículo titulado «El timo de la estampita en 3D». Un buen artículo crítico que muestra una realidad cada vez más latente con el «boom» de las películas en 3D.
Y es que el sistema 3D en un principio no fue acogido con entusiamo en Estados Unidos: los productores pensaron que no tendría éxito. Sin embargo, tras el taquillazo de «Avatar» realizado por cámaras especiales por James Cameron, Hollywood no ha hecho más que lanzar películas en 3D pero que no fueron grabadas en este sistema. Es lo que ha pasado con los recientes estrenos como «Furia de Titanes» y «Alicia en el País de las Maravillas», filmes en los que los efectos 3D se añadieron deprisa y corriendo en el proceso de postproducción (son películas que en un inicio no estaban pensadas para ser realizadas en 3D). Esto ha hecho que, sobre todo en la primera cinta, haya numerosos errores dimensionales.
Particularmente, películas como «Alicia en el País de las Maravillas» no merecen la pena verse en 3D ya que tiene pocos efectos impresionantes.
Efectivamente, esto se ha convertido en un negocio para sacar más dinero al espectador, quien ha respondido bien ante este sistema innovativo. El problema es el precio de la entrada: en ocaciones estamos pagando el doble de la entrada de la película original por películas que no destacan en formato 3D.