Tras más de 70 conciertos celebrados y más de 102.000 asistentes a lo largo de los tres días que ha durado el festival Mad Cool, ha quedado patente que Madrid necesitaba un macrofestival importante, al estilo del Primavera Sound o Sónar.
Otro aspecto importante que ha quedado claro es que este tipo de festivales necesita una mayor implicación de las administraciones y el sector privado de la ciudad para que la organización sea la más adecuada en un macroevento de tal magnitud.
Hay que decir que, aunque hubo algunos fallos importantes, tambíen existió la capacidad para reaccionar y subsarnar cosas. Y esto es importante. La primera jornada inaugural del jueves tuvo lugar con importantes fallos, pero el sábado la impresión era totalmente diferente, con las actuaciones de The Who, Neil Young, The Prodigy y otros grupos muy relevantes.
La cita tuvo lugar en una superficie cercana a los 176.000 metros cuadrados del recinto de la Caja Mágica, el estadio multiusos del barrio de San Fermín, a orillas del río Manzanares.
¿Qué ocurrió el primer día? Un verdadero caos. Una pésima señalización, insuficiencia de camareros en las barras, pulseras de pago que no funcionaban, falta de seguridad, poca información, colas para hacer prácticamente cualquier cosa, la zona del Mercado de Diseño vacía..y mucho más.
Las consecuencias de esta mala organización fueron colas interminables, y alguna que otra tensión. Sin embargo, en la jornada siguiente, la del viernes, todo parece que fue poco a poco calmándose. De las 3.206 incidencias con las pulseras que se contaron el jueves, pasaron a 168 el viernes, y a 342 el sábado. Los camareros y la seguridad fueron desplazándose según los conciertos y el público en cada escenario; la señalización se subió en altura y se mejoró todo lo que se pudo.
Ya se trabaja en una segunda edición.