El conocido vocalista de la banda de rock Linkin Park, Chester Bennington, ha fallecido este jueves en una residencia cercana a Los Ángeles, en Palos Verdes Estates. Todo apunta a que se ha tratado de un suicidio.
Tenía 41 años de edad y deja seis hijos, fruto de sus dos matrimonios. Los problemas con el alcohol y las drogas lo acompañaron a lo largo de muchos años de su vida. En más de una ocasión había reconocido planear su suicidio.
Un viaje oscuro en su interior
Quienes le conocían bien, sabían que algo fallaba en la mente de Chester, y que no parecía haber cura posible. Las mismas letras que Bennington componía para Linkin Park, ya parecían llenas de melancolía, de asco por todo lo que le rodeaba, y de peticiones de ayuda.
El dolor que siempre le ha acompañado, viene de una amarga situación que sufrió cuando era pequeño. Según él mismo ha reconocido, a lo largo de seis años sufrió continuas violaciones por un amigo de su infancia, años mayor que él.
Esta traumática experiencia ha marcado toda su vida. No solo no se curaba la herida, sino que se hacía más grande con el tiempo. Ni las drogas, ni el alcohol, ni su agitada vida sexual, han conseguido paliar el dolor.
En una de sus canciones, Somewhere I Belong, del segundo disco de Linkin Park, se decía: «Quiero dejar atrás el dolor que he sentido durante tanto tiempo, quiero curarme, quiero sentir lo que nunca pensé que era real».
Una exitosa trayectoria
El año 2000 veía entrar en el mercado una banda nacida de la generación grunge, de años atrás, en la herencia de bandas míticas, como Soundgarden o Nirvana.
Después de 17 años en los escenarios, Linkin Park ha vendido una cifra superior a los 70 millones de discos. La voz de Chester Bennington transmitía la sensación de una persona al límite de su vida, sin poder aguantar el peso de su existencia, agotado, derrotado, sin ganas de luchar ni fuerza para sentir.
Fuentes imágenes: NME.com / Famous People