El título dice bastante al respecto de una película que me ha dejado en el justo punto de la nada. Ya ni se si la considero buena, o mala, o educativa, aunque suene extraño. La película se presenta como un mensaje a todos aquellos y aquellas que se encuentran en ese punto en que las cosas comienzan a tornarse definitivas. Sobre el tiempo, sobre el amor, sobre la pasión, sobre las relaciones, la paternidad, la fidelidad.
Un grupo de amigos, cada uno en circunstancias personales distintas. El protagonistas, convive con su novia, la cual está embarazada de una niña. Otro que acaba de casarse, otro casado con un hijo, y en total crisis. Otro cuyo padre está por morir, y vive sujeto al fantasma de su ex-novia. Y por último, el hippie del grupo que cada noche se acuesta con una distinta.
La necesidad de escapatoria, la necesidad de aire y de tiempo para pensar. La necesidad de que la vida cobre sentido, o al menos de vivir una aventura, es lo que los motiva en cada cosa que hacen. Por eso se escapan, por eso son infieles, por eso estallan. A la vez que los padres de una de las mujeres protagonistas viven una crisis similar a la de los jóvenes, pero desde el otro extremo. Desde el temor a tener que terminar la vida junto a alguien que poco genera, ni en el alma ni en el cuerpo.
Una especie de lección de que nada es tan grave como parece, aún cuando sí sea serio el asunto. Una especie de muestra de que, aunque la eterna adolescencia deba de acabarse, no es esa la muerte de nadie.
En definitiva, creo que la película está bastante bien. Pero no es excelente ni en su forma, ni en su argumento. Sólo está bastante bien.
Para los interesados, el título original del film es «L´ultimo bacio«, dirigida por Gabriel Muccino en 2001, el mismo director de la actual «Siete almas«, figurando en cartel como «película para llorar».