En el apartado que el BAFICI nombró como «Nocturna», uno sabe que habrá de encontrarse con cosas de dudosos fines, así como de, quizá, escatológicas o sádicas imágenes. O quizá una caricia a lo más bizarro, o una explotación a los aspectos sexuales mejor guardados de la sociedad (o de lo que esté por fuera de ella).
Y un lindo chasco me comí el sábado a la madrugada con el film «The Lollipop Generation«. Película Canadiense dirigida por G.B. Jones. Una mujer que fue de las impulsoras del movimiento anarco sexual acompañando los inicios de Bruce LaBruce, en su afán por romper con todo, disconformes con el todo, dando lugar al sublevado movimiento queer punk de fines de los ´80. Éste film es el primer grito de Jones con forma de largo, donde por medio de imágenes capturadas en Súper 8 durante varios años (¡13!), cuenta la historia de una adolescente fugada de su casa, que devaría por las calles sin nombre de un barrio sin nombre. En palabras de los propios organizadores del festival, la película recorre «un viaje a través de planos epilépticos de feísmo documental que van directo al origen y la esencia del cine underground anarcosexual, duplicando en suciedad visual al primer Warhol».
Un film difícil de ver, más si se está en la última butaca, y los subtítulos resultan prácticamente inaccesibles. Pese a ello, contando con pocos diálogos de un inglés fácilmente comprensible, la película trabaja la relación imagen/sonido desde un lugar harto interesante, al desfazar la concordancia entre ambos niveles, y presentarnos en varios momentos un diálogo entre bocas que, a la vista, no se mueven.
Un trabajo que vale la pena ver si se es amigo de la temática, y de aquellos «otros orígenes». En lo personal, me ha parecido menos sucia la exhibición homosexual (que abunda) que la trama en sí misma.