El cine sueco está llegando a todo el mundo gracias a películas como Déjame entrar y Millennium con un gran éxito de crítica y de público.
Déjame entrar ha vuelto a dar un nuevo giro de tuerca a las películas de vampiros centrándose en la soledad, miedos y amor de una pareja de niños de 12 años.
Por un lado nos encontramos con Óscar, un niño casi albino y poco hablador que sufre acoso escolar en el colegio y sueña con vengarse de estos ataques, que un día conoce a su nueva vecina Eli, que a pesar de el frío que hace viste con poca ropa y descalza, además de esconder otros misterios. Ella al igual que Óscar se encuentra sola y abandonada en este mundo pero por otras razones – que no digo para no estropearos la película-.
Sorprende que Déjame entrar, hecha con pocos medios y dinero, ofrezca unas imágenes realmente impactantes, sobre todo, su sorpredente escena final que, según la crítica especializada, es una de la mejores secuencias del cine de los últimos años.
La interpretación de los dos niños es bestial, sobre todo, la del niño que realmente impacta con tez albina y su pelo rubio.
Pero os advierto que Déjame entrar no es una película de vampiros al uso, nos encontramos ante una bella historia de amor entre dos niños de 12 años.