Disney y Dreamworks han tenido a lo largo de la ùltima decada coincidencias espantosas (léase con ironía). Primero Dreamworks sacó Antz y Pixar le sacó Bichos (A bug´s life). Después, cuando Dreamworks sacó The Road to El Dorado (Camino al Dorado), Disney le respondió con Las locuras del emperador (The Emperor’s New Groove). La historia se repitió con Buscando a Nemo y El Espantatiburones, cuando Disney la soltò primero y luego volvimos a verlo con Vida salvaje y Madagascar.
A finales del año pasado vimos Flushed away (Dreamworks), una historia sobre un ratón londinense llamado Roddy St. James, y misteriosamente (agregar más ironía a la lectura) ahora nos aparece una historia de Disney sobre una rata, llamada: Ratatouille.
Creo que debe haber un soplón en Dreamworks. O en Disney.
Esta rata es parisina que se llama Remy, tiene un olfato refinado, casi como un Jean Baptiste Grenouille (el del Perfume) versión roedor, y que sueña con convertirse en un gran chef. A la rata se le aparece el fantasma de su ídolo culinario, el chef Auguste Gusteau, y lo ayuda a convertir a un lavaplatos en la estrella de la cocina parisina.
La lucha entre lo que debes hacer por tu entorno y lo que quiere hacer tu corazón es el dilema de la rata, que aunque con ojos tiernos no dejó de parecerme asquerosa.
La historia es buena, bien llevada, entretenida y bien estructurada. La película me gustó, y por mis comentarios sabrán que he estado muy exigente últimamente, pero rata y comida, son dos conceptos que aun no concibo juntos, y que de no deja de estar presente en toda la película.
Las ratas me repugnan. ¿Porque no se les ocurrió meter un pez. Hasta una araña cocinera hubiera pasado. ¿Porque no un pollo? Kitchen Chicken, hubiera sonado bien.
El punto es que la rata no me gustó. No sé como será en Paris, pero aquí, eso da asco. Me acabo de dar cuenta que soy Zemmifobico.
Mi recomendación: Vean la película, y vayan cenados. No vayan a comer luego de verla.
No, no me parece tierna
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