Apenas una hora y veinte minutos duró el show que Marilyn Manson dio en la ciudad brasileña de Río de Janeiro. Y apenas cuatro mil fanáticos siguieron su concierto en ese lugar.
El «anticristo» ofreció un concierto algo moderado para la fama de niño terrible y oscuro que él mismo supo cultivar.
El espectáculo formó parte de la gira «Eat Me, Drink Me», que lo llevó -además de Brasil- por Argentina, Colombia y México, entre otros destinos. El escenario montado simulaba ser una antigua fundición de hierro.